CAYAMBIS
Su idioma es el Kichwa y Castellano
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El pueblo Kayambi habita en la región de la Sierra, en el
norte de la provincia de Pichincha, sur de la provincia de
Imbabura y al oeste de la provincia del Napo, ocupando un
tramo de la Cordillera Central de los Andes.
norte de la provincia de Pichincha, sur de la provincia de
Imbabura y al oeste de la provincia del Napo, ocupando un
tramo de la Cordillera Central de los Andes.
En la provincia de Pichincha, habitan en los siguientes
cantones: Quito, parroquia Checa; Cayambe, parroquias
Ayora, Juan Montalvo, Ascázubi, Cangahua, Olmedo, Otón
, Sta. Rosa de Cusubamba; Pedro Moncayo, parroquias
Tabacundo, La Esperanza, Toacachi, Malchinguí, Tupigachi.
cantones: Quito, parroquia Checa; Cayambe, parroquias
Ayora, Juan Montalvo, Ascázubi, Cangahua, Olmedo, Otón
, Sta. Rosa de Cusubamba; Pedro Moncayo, parroquias
Tabacundo, La Esperanza, Toacachi, Malchinguí, Tupigachi.
En la provincia de Imbabura: cantón Otavalo, parroquias
González Suárez y San Pablo y cantón Pimampiro
parroquias Pimampiro, Chuga, Mariano Acosta y San
Francisco de Sigsipamba.
González Suárez y San Pablo y cantón Pimampiro
parroquias Pimampiro, Chuga, Mariano Acosta y San
Francisco de Sigsipamba.
En la provincia del Napo, cantón El Chaco, parroquia
Oyacachi.
Oyacachi.
Las principales actividades económicas están relacionadas
con la agricultura, la ganadería de leche y productos
artesanales.
con la agricultura, la ganadería de leche y productos
artesanales.
Con respecto a su vestimenta es variada y diversa en las
diferentes zonas en las que existe. Entre la principal
indumentaria de los Cayambis está el sombrero rojo, poncho
rojo, pantalón blanco, alpargatas, cinta en el cabello.
Las mujeres utilizan un anaco plizado muy finamente de
diferentes zonas en las que existe. Entre la principal
indumentaria de los Cayambis está el sombrero rojo, poncho
rojo, pantalón blanco, alpargatas, cinta en el cabello.
Las mujeres utilizan un anaco plizado muy finamente de
diferentes colores que combina con el bordado de las
blusas y un sombrero.
RESEÑA HISTORICA DE LOS KAYAMBIS
INTRODUCCION
El Pueblo Kayambi, actualmente constituido en torno a su Consejo de Coordinación, con sede en la ciudad de Cayambe, se presenta como un actor social determinante en la sociedad local y nacional. Su participación activa en los "Levantamientos Indígenas", que revela la presencia de una fuerza organizativa inédita, los ha convertido en uno de los actores indígenas protagónicos en el proceso de reconstitución de las nacionalidades y pueblos.
En los actuales momentos, los Kayambis se encuentran en un proceso de consolidación en torno al Consejo de Coordinación del Pueblo Kayambi, teniendo como uno de los aspectos más destacados desde el punto de vista organizativo, la preparación de su Primer Congreso, a realizarse en agosto de este año.
El Congreso marcará un momento histórico de gran importancia para este pueblo, pues permitirá contar con una sola organización que los represente. Las estructuras organizativas actuales, denominadas Organizaciones de Segundo Grado (OSGs), han cumplido su papel en la lucha por la recuperación de la tierra, la representación política ante los organismos públicos y privados, el desarrollo de iniciativas productivas a favor de sus asociados, así como la provisión de servicios e infraestructura básica en las comunidades, guardando un lento, pero sostenido proceso de reconstitución comunitaria, aunque también diferenciado entre una y otra OSG, según su grado de desarrollo.
La creación del Consejo, como parte de sus demandas políticas y sociales, se orienta a la recuperación de sus formas tradicionales de organización, que de alguna manera cuestionan las estructuras organizativas actuales, en la perspectiva de refuncionalizar su accionar bajo una sola conducción política.
Hoy existen 12 OSGs que se distribuyen entre Imbabura y Pichincha, un grupo de 17 comunidades que no adhirieron a ninguna OSG y las Comunidades de Oyacachi, localizada en la parte alta de la cordillera, perteneciente a la Provincia del Napo.
El proceso de discusión para la constitución del Pueblo Kayambi no ha concluido, al contrario, recién se da inicio, por lo que la propia recuperación-definición de las formas tradicionales de organización requerirá de un proceso largo de discusión participativa entre las bases, estimulada además por los preceptos constitucionales relativos a los derechos colectivos, en cuya dinámica un aspecto central constituye la discusión acerca de la circunscripción territorial Kayambi.
Por otro lado, el Consejo de Coordinación ha adquirido actualmente un peso significativo a nivel local y en las estructuras indígenas nacionales, pues cuenta con el reconocimiento del Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos (CODENPE), ante cuyo máximo organismo se representan con un delegado oficial, así como niveles de representación y relación formal ante las organizaciones regionales y nacionales indígenas.
Además, a nivel local han logrado impulsar un proceso de negociación y poder político que les ha permitido tener un grado de incidencia importante en el Municipio de Cayambe, que se encuentra bajo la administración de Pachakutik, como expresión política electoral con hegemonía indígena, contando con una concejal kayambi. Actualmente se creó la Comisión del Pueblo Kayambi, como parte de las comisiones permanentes municipales, y están negociando una ordenanza municipal que institucionalice algunas de las demandas fundamentales del pueblo Kayambi al interior del Municipio.
Además, son parte constitutiva de la Comisión Técnica que se encuentra elaborando el Plan de Desarrollo del Cantón Cayambe, en cuyo proceso participan las OSGs, las comisiones de la mujer Kayambi y otras formas de organización como las Juntas de Agua y representaciones de las Juntas Parroquiales, algunas de las cuales están conducidas por dirigentes indígenas.
Por otro lado, se ha hecho visible su peso político en las relaciones con otros organismos públicos y el sector no gubernamental, definiendo principios generales para la conducción centralizada de sus demandas, lo que les ha permitido ganar presencia y un grado importante de poder en el área.
Sin duda este proceso está por consolidarse, y pasa necesariamente por la definición de ejes políticos y de desarrollo del pueblo Kayambi, que le den sustento, perspectiva de futuro y continuidad, siendo estos los objetivos fundamentales del presente trabajo.
CARACTERIZACION DEL PUEBLO KAYAMBI
El pasado, una constante de lucha
La referencia histórica más destacada del pueblo Kayambi se remonta a las luchas de resistencia frente a la expansión del imperio Inca. Con sangre Kayambi se tiñó el Lago que desde entonces se llama Yahuarcocha (lago de sangre), cuando su pueblo, después de ganar algunas batallas y haber propinado sendas derrotas al Inca Huayna Capac, perdió la guerra.
Un aspecto importante de la historia Kayambi, se refiere a la tradición protagónica de la mujer, que adquiría la denominación de Quilago cuando asumía el liderazgo del cacicazgo. Una de las Quilago, convertida en héroe de la lucha contra los Incas, fue la jefa de Cochasquí, asumiendo el cargo de Cacique al enviudar muy joven.
Ella organizó un ejército de mujeres, pues los hombres se habían dispersado como producto del largo período de enfrentamiento con los Incas. Los combates duraron cerca de 20 años, hasta ganar una batalla que indignó a Hayna Capac, obligándolo a redefinir su estrategia de guerra y proponer a la Quilago un armisticio: ella conservaría la dirección de las Pirámides de Cochasquí, pero bajo la dirección política del imperio Inca. Ella no aceptó y como respuesta el Inca preparó un ataque definitivo, acorralando a los Kayambis en el Lago de Yaguarcocha, en el que murieron degollados más de 30 mil hombres.
Algunos cronistas corroboran estos datos, informando que la población masculina entre jóvenes y adultos fue diezmada como producto de esta guerra de resistencia, asentándose en el área mitimaes originarios de Perú, bajo la conducción del Imperio Inca, donde se habrían integrado al pueblo Kayambi. Algunos de los apellidos actuales son originarios del sur.
Esta referencia histórica, así como los relatos de los cronistas españoles, dan cuenta de la existencia de Cayambe como "el nombre de un ayllu y a la vez de un gran curacazgo…" que durante la conquista de los Incas eligió a un "capaccuraca" o "ango mayor" de Cayambe como jefe de esta confederación, que comprendía a Cayambes y Carangues, unidos bajo un solo liderazgo para protagonizar la resistencia frente a los Incas. Este liderazgo se identificó con el patronímico de Puento, que en el siglo XVI colonial fue convertido en el apellido de su linaje.
Nazacota Puento, quien dirigió la última lucha contra el imperio Inca, fue, según la misma fuente, el último rey independiente de esta Nación (de acuerdo a la terminología utilizada por los conquistadores españoles), cuya capital fue siempre Cayambe. En efecto, llamar a este pueblo como Provincia o Nación, revela la existencia de un curacazgo mayor a un señorío, un Pequeño Reino con muchos caciques menores y ayllus subordinados.
De acuerdo a los datos de la revisita de 1632, siempre de la misma fuente, existieron 8 cacicazgos y ayllus, distribuidos de la siguiente manera:
Anaconas de Cayambe, residentes en Cayambe, bajo el mando de Fabián Puento, cacique principal de Cayambe, Taguacundo, Guachalá y demás anexos. A este liderazgo se subordinaron la mayoría de los otros cacicazgos.
- Cayambe, del Cacique Fabián Arango.
- Pueblo de Cayambe, del Cacique Gabriel Coango
- Mindalaes de Cayambe, de Bernal Cacoango.
- Pulamarín, del Cacique Diego Pulamarín.
- Quinchoango, del Cacique Gabriel Quinchoango.
- Ichizí, del cacique Gabriel Cacoango.
- Indios Mitimaes de Guachalá, del cacique Francisco Cacoango-Guachalá.
- Yanaconas de Tauancundo, ayllu del cacique Felipe Ango.
- Taguacundo, Ayllu Pulrusí, del cacique Felipe Cofaznango.
- Taguacundo, Ayllu Inruma, del cacique Bernal Quilimbaquín.
- Taguacundo, Ayllu, de Francisco Caciango.
La misma referencia bibliográfica indica que hacia 1668, se registran alrededor de 2.707 indígenas Kayambis, pero solo en algunos de los ayllus descritos, por lo tanto se desconoce la población aproximada registrada por los españoles, sin embargo, la cifra da cuenta de cierto grado de concentración poblacional en torno al ayllu (500 en promedio), con formas de organización política, social y cultural construidas desde tiempos remotos.
La estructura social y política de los Kayambis fue compleja, con un dominio territorial absoluto en torno a Cayambe, bajo cuyo Capaccuraca y su autoridad se regían el conjunto de cacicazgos y otros señoríos menores. Su liderazgo estaba instituido como hereditario, sin embargo, por sobre esta jefatura no existía una mayor, hasta la llegada del imperio Inca.
Este grado de complejidad social alcanzado por los Kayambis se explica por la existencia de un territorio, una población numerosa, varias subdivisiones internas y un sistema de organización social en torno al Capaccuraca, a quien le profesaban gran respeto y cuyas órdenes eran cumplidas de inmediato, existiendo una jerarquía social y de poder.
Los estudios históricos hacen referencia a las distintas jerarquías existentes entre uno y otro curaca o cacique, pues la Quilago de Cochasquí, por ejemplo, no tenía la misma autoridad que el capaccuraca de Cayambe. Esta característica faccional pero dirigida por una autoridad mayor habría permitido la construcción de grandes obras (tolas, montículos y pukarás), así como otros aspectos administrativos, sociales y culturales.
En los Andes Centrales y Meridionales este aspecto es bastante aceptado por la documentación existente. A estas autoridades el poder les era otorgado de conformidad con el grupo al que pertenecían: los de Reino eran hereditarios, mientras que los de Ayllu eran elegidos y rotativos, aún cuando en algunos Ayllus existía la sucesión o herencia.
"Todo esto señala que estamos frente a un pequeño reino integrado por varias parcialidades homogeneizadas por una clase gobernante estructurada en torno a relaciones de parentesco, constituyendo auténticas nacionalidades", teniendo control sobre los bienes de producción, la economía y la organización social.
Los Curacas tenían grados de acumulación, por los servicios que les prestaban sus súbditos en el trabajo de chacras, construcción de casas, templos y fortalezas, así como entrega de bienes. El curaca era más poderoso cuanto más chacras poseía, extendiendo su poder en varios pisos ecológicos, argumento que fue fundamental para salvar sus tierras de la voracidad de los españoles. Pero esta acumulación tenía el principio social de la redistribución y retribución a los ayllus y cacicazgos bajo su dominio.
En este sistema económico-social, todo era Ayne o Ayni (retribución), que siempre era recíproca e igualitaria, lo que genera un compromiso permanente de dar y recibir, logrando una fuerte cohesión entre los miembros de una comunidad. Los compromisos colectivos estaban regidos por la minga, donde participaba toda la colectividad.
La casa del capaccuraca representaba el poder político, simbólico y ritual. Su puerta de ingreso estaba orientada al sol y las grandes ceremonias rituales tenían al sol y la luna como sus dioses, en cuyo homenaje se sacrificaban venados, llamas, cuyes, coca y maíz. A los animales les sacaban los corazones, y la sangre era vertida sobre las paredes de la casa del curaca.
Vestían con adornos en la cabeza, collares de chaquira de oro y plata, cuentas coloradas de mullo y de hueso blanco, brazaletes de plata, lo que demuestra un comercio interesante con los pueblos de la costa, en cuya actividad los mindalaes debieron jugar un papel importante.
Dominaban varios pisos ecológicos, conocían la sal (de Mira), el uso de plantas medicinales, productos de clima cálido como el algodón proveniente de Intag, la coca, además de maíz, papa, oca. Para estos cultivos contaban con canales de riego. El Lago San Pablo les proveía de pescados de distinto tipo. Practicaban la cerámica con pintura roja (cochasquí), para uso cotidiano.
Cuando moría el curaca, era cubierto por ricos mantos y en las tolas se enterraba buena parte de sus posesiones personales, comestibles, cántaros de chicha, hasta una de sus mujeres más amada.
Durante el período histórico relativamente corto de dominio del Imperio Inca los Kayambis y otros pueblos como los Otavalo, se emparentaron con la aristocracia Inca, a través de los hijos de Atahualpa y Paico Occllo, por ejemplo. Más tarde, estos vínculos serían instrumentalizados por los conquistadores españoles.
Cuando Atahualpa venció a su hermano Huáscar y se coronó monarca Inca, los Kayambis y Carangues enviados como mitimaes al Cuzco y que durante el reinado de Huayna Capac habían adquirido cierto poder, fueron los aliados del rey de origen quiteño que encontraron la ocasión para vengarse de la conquista, al punto que presentaron a Huáscar para el escarnio público, quemaron el cuerpo de Tupac Yupanqui y asesinaron a sus descendientes.
Solo cuando Atahualpa fue hecho prisionero por los españoles en Cajamarca, los Kayambis y Carangues estuvieron obligados a marchar hacia su tierra de origen, a cuyo paso sembraron de terror entre las comunidades incas. Fueron los Kayambis y Carangues quienes se enfrentaron a los españoles, mientras los nobles incas establecieron acuerdos con ellos. Por estos antecedentes históricos, se especula que de no haberse producido la invasión española, los Kayambis y Caragues habrían administrado el imperio del Tahuantinsuyo, bajo el reinado de Atahualpa.
Los mitos mayores Kayambis
Apo Catequil, identificado con el trueno, rayo y relámpago, era una de las divinidades mayores de Kayambis y Carangues, dios benéfico y potente que precedía a la fecundidad. Era un dios temido desde Carangue al Cusco. El y otro hermano (Piquerao) nacieron por Cataguán, quien parió dos huevos, falleciendo ella a raíz del parto. Los niños que salieron de los huevos fueron criados por una mujer. Apo Catequil fue tan poderoso que pudo resucitar a su madre, ella le dio dos huaracas u hondas de su padre (Huamansuri), armas con las cuales debía derrotar a los guachemines. Después de cumplir esta misión con éxito ascendió al cielo y se entrevistó con el supremo dios Atagujo, quien le dijo: "Ya la tierra está libre de guachemines, muertos y echados de la tierra. Agora te ruego que se críen indios que la habiten y labren". Atagujo le ordenó que viaje al cerro de Ipuna (en las costas de los Andes Centrales), allí debía cavar con tacllas o arados de oro y plata, por cuyos senderos nacerán los nuevos habitantes para poblar los andes. Y así lo hizo. De allí nace la población andina moderna. Varios lugares andinos llegan este nombre o sus derivaciones.
Cuando Atahualpa mandó a consultar al oráculo de Catequil en Porcón, los sacerdotes le dijeron que el vencedor en la guerra civil sería Huáscar. Atahualpa, al vencer a su hermano, ordenó incendiar el templo y asesinar a los sacerdotes. El ídolo fue tirado a un río.
El Cayambe fue otra de sus divinidades importantes. El arco iris (cuiche) tenía el poder de preñar a las mujeres y generar enfermedades (cuichig). El principal templo Kayambi, según las fuentes históricas, permaneció en pie hasta mediados del siglo XVIII y era una construcción cilíndrica elaborada con adobe casi tan resistente como la piedra, en homenaje al Sol. Estaba cubierto por planchas de oro. Según los testimonios de indígenas en la segunda mitad del siglo XIX, dicho templo estaba ubicado en el cerro llamado Puntachi.
Los Kayambis contaban el tiempo con las fases lunares, cuyo sistema perduró hasta fines de la Colonia. También reconocían las épocas del año con el croar de las ranas y la floración de plantas silvestres. Por referencias históricas, en toda el área se hablaba una lengua propia distinta al quichua de los Incas. He aquí algunos ejemplos:
Lengua originaria
|
Quichua
|
Español
|
Pimampiro | Jatuncocha | Lago grande |
Chapi | Jatuncuraca | Jefe |
Tumbabiro | Estanque de pájaros | |
Tontaqui | Tierra de muchos humos | |
Buru | Cerro |
Asimismo, algunos topónimos han sobrevivido sin que se sepa con certeza su traducción, pues se trata de una lengua muerta: Calá, Culalá, Chalá, Guachalá, Ajabí, Curubí, Ambuquí, Camburo, Imbaburu. La palabra qui significa sitio o lugar.
La conquista española, la consolidación del sistema de hacienda y la lucha por la tierra
Con la llegada de los españoles a territorio Kayambi, se trastocó el control de los capaccuraca sobre la economía, no así sobre lo social, pues fueron "cooptados" por los encomenderos y sacerdotes del imperio español, principalmente para el cobro de impuestos, rol que cumplían a cabalidad, a cambio de conservar algún grado de liderazgo social sobre los ayllus y cacicazgos.
Así se observa, por ejemplo, como Jerónimo Puento, hijo de Nazacota capaccuraca Kayambi, fue solicitado por el encomendero de dichos pueblos, Diego de Fuenmayor, hacia 1579, que retornara de Quijos, para que recaudara los tributos pertenecientes a estos sectores suyos.
La dominación española se produjo por todos los medios: por la religión, el despojo de las tierras, los impuestos a los indios, la servidumbre, entre tantos otros aspectos. Un catequista de Cayambe, Ernesto Balladares, cuenta en su "Historia de Pesillo", que al Jefe Mítico Andón Guatemal, le fueron quitadas sus tierras "porque el Andón no sabía leer ni escribir". Pero aprender a leer y escribir fue una necesidad. Gerónimo Puento, Cacique de Cayambe en el siglo XVI aprendió, junto a otros caciques, el poder de la escritura.
Este aprendizaje produjo una fractura entre la élite indígena y su pueblo, pues luego del mandato indirecto realizado a través de los caciques, se destruyeron las instituciones indias, dejando de ser necesarios para los españoles.
En el largo proceso de dominación española, los Kayambis sobrevivieron gracias a que se refugiaron en el marco de sus señoríos étnicos pequeños y luego en sus comunidades, pero a raíz de la consolidación del sistema de hacienda (siglo XVII) perdieron la mayoría de sus tierras, provocando "un proceso de desarticulación brutal" En Cayambe los hacendados controlaban el 94.2% de las tierras hacia 1.700, los señoríos fueron desarticulados y los indios (el 78.01%) incorporados como fuerza de trabajo.
En estas condiciones, cuando los señoríos étnicos perdieron vigencia y además el área se había poblado de "forasteros" indígenas que muchas veces hablaban otras lenguas maternas (casi la mitad del Corregimiento de Otavalo habría estado poblado por estos indígenas), aquel reto de conservar su identidad y de generar una propuesta de reconstitución étnica fue muy difícil y desalentador, sin embargo, fue posible a través de tres líneas convergentes:
a. La recuperación de los núcleos de parentesco y afinidad de los locales y de los forasteros.
b. La creación de una nueva forma de poder a través de los mayordomos y mayorales de hacienda, requeridos por este sistema.
c. Tejiendo silenciosamente redes sociales a través de los vínculos generados entre las haciendas.
Galo Ramón sitúa este último hecho en la complementariedad hacendataria creada por los Jesuitas en la sierra norte, entre las de altura, las de las lagunas y las de la cuenca Chota-Mira, entre las cuales se intercambiaban con bastante regularidad bienes y trabajadores. Por ello, la sublevación de 1777 recorre este mismo circuito de intercambio, que fue creciendo de hacienda en hacienda: avanzó desde Cotacachi a Otavalo, Tontaqui, San Pablo, Cayambe y Tabacundo, proceso en el cual se puso a prueba la red de relaciones sociales que se venían tejiendo y que constituyeron un punto de partida para la reconstitución étnica del pueblo Kayambi y de otros pueblos de la Sierra Norte.
Sin embargo, estos fueron los primeros ensayos. En el siglo XVIII el sistema de hacienda era el dominante e incorporaba a las dos terceras partes de la población indígena. Fue este el lugar de refugio de los indígenas para su reproducción cultural y social, pues a pesar de ser un sitio de explotación, también era el escenario para establecer acuerdos o pactos con los hacendados, quienes llegaron a convivir y compartir la cultura indígena (cultura hacendaria). La actitud colonialista y vergonzante de los hacendados, a pesar de haber establecido un pacto "multiétnico", les hizo perder de vista la posibilidad de construir un programa nacional.
Más tarde, los indígenas aprendieron a reconocerse en el Estado Nacional a través de los hacendados, acompañando a sus patrones incluso en la política nacional, como sucedió con los indígenas de Guachalá en la "Guerra de los cuatro días".
Con la consolidación del Estado Nacional, se produce una ladinización y mestización indígena para evitar el tributo, produciéndose una pérdida demográfica significativa, lo que hizo pensar que el mundo indígena había sido liquidado. El Estado ya no negociaba con ciertos poderes indígenas (como en la colonia), sino con los poderes locales en manos de los criollos, lo que provocó la desaparición de las jerarquías indígenas y su homogeneización.
Los indígenas no encontraron otra forma de sobrevivir que la comunalización, que al mismo tiempo fue una manera de negar al Estado. La comuna reemplazó a las anteriores formas de sobrevivencia y fue el núcleo de recomposición étnica entre el siglo XIX y los primeros años del siglo XX.
Recién hacia 1930 inicia una nueva ofensiva indígena caracterizada por la recuperación de tierras de hacienda, la reconstitución de territorios étnicos, la multiplicación significativa de comunas, y el crecimiento demográfico indígena sin aculturación. Este proceso no concluye hasta nuestros días.
El proceso actual: la consolidación del territorio indígena
Como consecuencia de la revolución liberal, el Estado impulsó un conjunto de programas como la abolición de la servidumbre, el fortalecimiento del mercado interno, la incorporación de los indígenas al mercado laboral, la alfabetización, cedulación, participación en el sistema electoral, obras de infraestructura como la electrificación, desarrollo rural, hasta llegar a la reforma agraria.
Los pueblos indígenas andinos en general y particularmente los Kayambis, adaptaron estas propuestas del Estado a las necesidades propias de fortalecimiento; así, "los andinos tomaron en sus manos estrategias administrativas impuestas…. Para reconstruir un sistema de articulación que servía tanto para sus propios fines como los de sus dominadores", creando una articulación doble y al mismo tiempo una etnogénesis en la que "resisten la hegemonía a la vez que la reproducen".
En este proceso surge el discurso de la "autonomía", que no solo se refiere a la negación de controles externos (de grupos, partidos, religiones), sino a la generación de propuestas propias frente a las propuestas estatales, lo que a juicio a Galo Ramón se trataría del "aparecimiento de una voluntad subjetiva india por participar en la construcción de la nación ecuatoriana", cuyo momento más significativo se revela en el primer "Levantamiento Indígena" de 1990. Entre los aspecto destacados de este proceso, está el crecimiento demográfico indígena y el cambio sustancial en la estructura de tenencia de la tierra.
Evolución de la población india. 1720-1982
Años
|
Indios
|
Tasa
|
1720 | 4.657 | |
1780 | 5.959 | 0.41 |
1825 | 5.243 | 0.28 |
1862 | 6.430 | 0.55 |
1950 | 16.439 | 0.96 |
1982 | 27.172 | 1.58 |
Fuente: El regreso de los Runas, Galo Ramón. P.154.
|
Durante más de 140 años la población indígena no varió sustancialmente, pero a partir de 1950 se produce un crecimiento importante de la población, y por lo tanto una presión sobre la tierra. En correspondencia, para 1949, según el censo agropecuario de la época, el 91.4% de la tierra en Cayambe estaba controlado por los hacendados. En tanto que para 1987 los hacendados controlan el 56.6% de la tierra y los campesinos (con unidades menores de 20 has.) controlan el 37.8%. El sector mediano (con unidades de 20 a 100 has) apenas controla el 5.3%.
Identificando exclusivamente la frontera agrícola, el estudio de Galo Ramón ofrece una lectura distinta a partir de lo que denomina los "territorios étnicos", identificando que para 1950 los indígenas tenían apenas 1.762 has; con la reforma agraria acceden a 22.187 has (87.6%), y en el "mercado coactivo de tierras" (muchos hacendados, ante la presión indígena y las invasiones, deciden vender sus tierras) consiguen 3.127 has (12.3%).
Control de la tierra en cada uno de los sectores étnico-clasistas
1976-1978,1987
| ||||
Sector
|
1976-78
|
1987
| ||
Has.
|
%
|
Has.
|
%
| |
Propiedades indígenas
|
19.896
|
46.6
|
27.076
|
60.89
|
Propiedades mestizas
| ? | ? |
3.661
|
8.23
|
Terratenientes
|
22.799
|
53.4
|
13.728
|
30.87
|
Total
|
44.465
|
44.465
| ||
Tomado de: El regreso de los Runas. Galo Ramón.
|
Si bien la Reforma Agraria produjo un mejor acceso a la tierra para las comunidades indígenas Kayambis, las zonas de valle del Cantón siguen concentradas en manos de los hacendados, pero con una variante: la producción especializada para el mercado externo, la agroindustria y las haciendas lecheras.
Es por estos factores que se explica el creciente empobrecimiento de la población indígena, pues a pesar de haber existido una redistribución de la tierra, también se estratificó la tierra de altura para los indígenas, mientras que la tierra fértil, con riego y con acceso más directo al mercado, en manos de los hacendados. Los suelos más degradados están ocupados por los indígenas (82.87%), en tanto que los terratenientes y los mestizos ocupan más del 75% de las tierras bajas.
Aún así, la situación ha cambiado a favor del pueblo indígena Kayambi, que ha logrado en sus espacios territoriales el desarrollo de una producción de policultivos (a diferencia de los monocultivos de las haciendas): papa, cebolla, cebada, habas, chochos, entre otros, logrando cierta autonomía con respecto a la sociedad mestiza con respecto a la relación de aparcería, pues estos productos tienen demanda en el mercado y han generado ciertas utilidades que permiten observar una tendencia a la consolidación campesina del pueblo Kayambi.
En la actualidad, el proceso se ha visto alimentado con algunas iniciativas de tecnificación agrícola, la producción de leche para la agroindustria, la producción de cebolla para el mercado local y de Colombia, el uso de distintas técnicas de riego: aspersión, goteo, así como la incursión en siembras bajo invernadero, pues se sienten con el reto de darle rentabilidad al uso actual de la tierra por esta vía.
En tal sentido y puesto que no todas las comunidades han tenido posesión territorial con características ambientales propicias, se ha generado una gran demanda indígena por el acceso al agua de riego, así como la necesidad de la reforestación, para conservar y mejorar la calidad del suelo, así como habilitar sus propiedades para una agricultura sostenible.
La comuna llenó el vacío dejado por los señoríos étnicos, convirtiéndose en el referente de organización del pueblo Kayambi y en general de los pueblos indígenas de la sierra, multiplicándose a partir de los años 50, cuando existían nueve comunas libres. En 1984 se registraron oficialmente 54. Y en 1991 se contabilizaron 96.
Todo este largo proceso de recuperación de la tierra ha permitido la reagrupación de los Kayambis como pueblo con una identidad propia, una región étnica caracterizada por la organización comunal y redes de parentesco, afinidad y alianza, así como con potencialidades de inserción en el mundo moderno, sin desindianizarse.
Este camino no deja de ser contradictorio, pues áreas indígenas con mejor calidad de suelos son las que aparecen como más "viables", no así las áreas indígenas de ladera, con suelos fuertemente erosionados y con una carencia de agua para riego, cuyo acceso se ha constituido en una prioridad.
En síntesis, la realidad actual impone nuevos retos en torno a mejorar la calidad de los suelos actualmente en posesión Kayambi, detener la erosión, impulsar obras de riego, forestar las cuencas hidrográficas y otras áreas, conservar y darle rentabilidad a los páramos, identificar productos con mayor rentabilidad en el mercado, tecnificar la producción agrícola, así como aprovechar conscientemente el circuito turístico Quito-Otavalo, revalorizando los sitios históricos y culturales ancestrales del pueblo Kayambi, en un contexto de oferta turística.
Ancestralmente los Pueblos Cayambis habitábamos en las provincias de Pichincha e Imbabura. Nuestros límites eran al norte el Río Chota y Pimanpiro; al sur el Río Guallabamba desde el Quinche, Pifo, Puembo hasta Puéllaro; al este la cultura de los Quijos y los Cofanes; al oeste el valle que va desde Rumicucho hasta Atahualpa.
Cabe señalar que en la antigüedad no había límites provinciales sino que la demarcación territorial era fijada por accidentes geográficos como ríos, montañas, cajas, guamaní, etc..
Como todos los pueblos, nosotros los Cayambis teníamos una religión propia, religión que no se ha perdido sino que esta latente. Nuestra religión fue tan importante como la de ahora. Nuestros antepasados demostraron su fe a través de sus ritos, templos y monumentos, que están en las tolas y pirámides desde el río Guallabamba hasta el río Chota.
Entre las principales estructuras religiosas de los Cayambis están: Cochasqui, Puntiachil, Zuleta, Angochauga, Iluman, Yahuarcocha, Socapamba, Topoangla, Lechero, Pucará de Velásquez, Pucará de Araque, Pimanpiro, Chota, entre otros. Todos estos templos eran verdaderas obras de arte en honor a nuestro padre sol y madre luna; sin embargo por el pasar de los años han sufrido deterioro en sus estructuras pero están vigentes.
Además nuestros antepasados Cayambis construyeron un sin número de Pucarás, especialmente en las zonas altas de las montañas y cerros, desde Guallabamba hasta el Chota. Pucarás que eran verdaderas fortalezas que se utilizaban para controlar el territorio Cayambi y almacenar los productos en las coltas, encontramos alrededor de 16 fortalezas: Pucará de Pumbamarca, Oyacachi, Pesillo, Tupigachi, Velázquez, Laguna de Yahuarcocha, Pimanpiro, Salinas, Gualiman, entre otros.
El Pueblo Cayambi es propietario de una historia propia, como lo han contado nuestros antepasados, los Incas en su proceso de conquista tardaron más de 20 años para doblegar a los Cayambis. Esto demuestra la valentía y poderío de los Cayambis para no someterse y mantenerse libres en el tiempo y el espacio.
Sin embargo está cruda guerra, que se desarrolló desde el Río Guallabamba hasta la Laguna de Yaguarcocha, disminuyó sustancialmente la población Cayambi. Los pocos sobrevivientes que fueron más o menos mil personas salieron de Yahuarcocha y se internaron por Pimanpiro, la Laguna de Pucará y por detrás del Cayambe se asentaron en el pueblo de Oyacachi, que son descendientes puros de los Cayambis.
Nosotros los Cayambis tenemos una historia propia que ha resistido más de 20 años a los Incas. Tenemos una historia musical, por ejemplo cuando Atahualpa entró a Cajamarca con el ejército de los Pastos, Cayambis, Caranquis, Panzaleos, Quitus y Tacungas, la historia dice que en la captura de Atahualpa entraron grupos de música y danza igual a lo que hacemos ahora en la toma de la Plaza de Cayambe, Otavalo, Cotacachi y Pimanpiro, en el Intiraimi.
Ancestralmente los Cayambis teníamos nuestro propio ritmo, llamado XUAN. Ritmo que en la invasión y conquista española le llamaron Juan y por influencia de la Iglesia se le denominó San Juanito. Se llamaba XUAN porque los Aruchis marcan el paso al ritmo del xuan...xuan...xuan; sin embargo el San Juanito cayambeño es propio del Pueblo Cayambi.
Somos un pueblo con historia porque hemos conservado nuestra propia vestimenta, que es variada y diversa en las diferentes zonas en las que nos encontramos. Entre la principal indumentaria de los Cayambis está el sombrero rojo, poncho rojo, pantalón blanco, alpargatas, cinta en el cabello.
Somos un pueblo con historia porque tenemos nuestra propia identidad, nuestro propio idioma Cayambi. Nuestros antepasados fueron tan inteligentes que pusieron nombres a quebradas, ríos, montes, animales, plantas naturaleza; por ejemplo en el idioma Cayambi las montañas se llamaban BURU, por eso decimos a nuestras montañas Cayamburu, Imbaburo, Aloburo. Idioma que por influencia de los Incas se ha perdido.
Sin embargo, actualmente los Cayambis nos autoidentificamos con la Nacionalidad Quichua. Somos aproximadamente 147 mil habitantes, ubicados en el norte de la provincia de Pichincha, el sur de Imbabura y noreste de Napo.
En nuestro territorio contamos con tierras cultivables, páramos, bosques nativos y exóticos, ríos, lagunas y minas, que están en peligro por la destrucción de los suelos ante el mal manejo de los recursos naturales y la contaminación.
Nuestras actividades están destinados a la crianza de ovejas y ganado; a la producción de maíz, trigo, cebada papas, quinua, habas, fréjol, melloco, oca, lenteja, arveja, cebolla, calabazos, zapallo, chochos, hortalizas y frutas; a la producción artesanal de bordados y tejidos.
La familia Kayambi está formada por padres, madres e hijos, como núcleos básicos. Por efecto de la aculturación y los problemas socioeconómicos estamos enfrentando problemas como la falta de solidaridad característica propia de nuestros pueblos.
Nos organizamos en comunas, asociaciones, cooperativas, comités de padres de familia, clubes deportivos, juntas de agua potable y grupos artesanales, que a su vez conforman la Asamblea de Cabildos.
De nuestra identidad hemos perdido gran parte como es la vestimenta, la música y nuestras costumbres debido a la penetración de partidos políticos, sectas religiosas, presencia de agroindustrias, empresas floriculturas, migración, acceso de tierras para la agricultura, implementación de la educación hispana, etc., que han trastrocado nuestros valores.
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